Una cicatriz, por su naturaleza, es imposible de eliminar completamente. Lo que sí se puede hacer, mediante técnicas de cirugía estética, es disimularla, sustituir una cicatriz poco agradable a la vista por otra nueva de mejor calidad, o modificar el sitio de la cicatriz para que quede oculta o menos apreciable.
La dermis, o capa de resistencia de la piel, está compuesta por dos tipos de proteínas, el colágeno y la elastina, producidas por un tipo de células especializadas denominadas fibroblastos.
Las fibras de colágeno son muy fuertes, pero poco elásticas, y dan la fuerza y la resistencia a la piel.
Las de elastina son, como su nombre indica, elásticas, por lo que prestan a la piel esta cualidad.
Se puede comparar a la piel con una tela elástica, en la que el colágeno sería la fibra base y la elastina la lycra.
Cuando se produce en la piel un corte que penetra hasta la dermis, se ponen en marcha en el organismo una serie de fenómenos inflamatorios por parte de las células defensivas, que en última instancia hacen que los fibroblastos se activen y comiencen a producir colágeno para cerrar el corte, y de ese modo se forma la cicatriz.
La producción de elastina, que de por sí es más limitada y va disminuyendo con la edad (lo que explica que la piel vaya perdiendo su elasticidad con el tiempo) no aumenta en la reparación de las heridas, porque ésta no es su función.
El resultado es que la cicatriz es un tejido duro y fuerte, gracias al colágeno, pero rígido, por falta de elastina.
Además, el colágeno que se produce para la reparación de las heridas es de un tipo molecular diferente al que forma la dermis de alrededor, y además sus fibras se disponen en la dirección en que puedan proporcionar al tejido reparado mayor resistencia, no en la de las fibras originales de la zona.
Por eso, el aspecto visual de la zona siempre es diferente al que era antes del corte, y de ahí el carácter permanente de las cicatrices.
Por esto que hemos comentado se explica que las heridas que son paralelas a los pliegues naturales de la piel se curan mejor su cicatriz es más discreta que las que van perpendiculares a los mismos: sobre éstas se ejerce una tracción mayor por parte de los músculos situados debajo de la piel, por lo que los bordes tienden a separarse, y la cicatriz que se forma ha de ser más gruesa y ancha, para ser capaz de mantener los bordes unidos, y por tanto más visible.
Ocurre lo mismo con las cicatrices situadas en zonas del cuerpo con mucho movimiento, como los hombros, rodillas, etc.: las cicatrices se ensanchan y se notan mucho.
Hay cicatrices con mal aspecto porque la herida que las causó no era limpia, sino que estaba contaminada por tierra, cuerpos extraños, etc., lo que puede causar colonización de gérmenes e infecciones secundarias, que alteraron el proceso de cicatrización, pudiendo crear ensanchamientos, “tatuados” por inclusión de cuerpos extraños, adherencia a planos profundos que se ven como hoyos, etc.
Además, en ocasiones el proceso de cicatrización se vuelve anómalo, de modo que el organismo tiene una respuesta exagerada a la lesión de la piel y forma cicatrices abultadas, que se denominan cicatrices hipertróficas, o incluso que crecen y sobrepasan los límites de la piel normal circundante: las llamadas cicatrices queloideas. Ambos tipos de cicatrices anómalas son muy llamativas y se notan mucho.
En otras ocasiones, la acción del sol sobre las cicatrices cuando aún no están maduras, y tienen todavía signos inflamatorios y color rosado, hace que se pigmenten, como ya comentamos en nuestro apartado “Cicatriz y sol”. Este oscurecimiento hace que la cicatriz se vea más y resulte poco estética.
Las posibles soluciones de cirugía o medicina estética para estos problemas son:
- Si la cicatriz es poco estética por la forma en que se produjo o por complicaciones que tuvo, se puede extirpar (eliminar la piel en la que se sitúa) y suturar de nuevo de forma cuidadosa y a ser posible intradérmica, para que no queden marcas de puntos y la nueva cicatriz sea una línea más fina y discreta.
- Si va en contra de los pliegues naturales de la piel, puede eliminarse intentando cambiar su orientación.
- Si la cicatriz es hipertrófica o queloidea, precisa tratamiento especial, ya que, sobre todo éstas últimas, tienden a crecer de nuevo si se extirpan. Se suelen emplear parches de silicona e infiltración con corticoides, y evitar la cirugía en lo posible.
- Y si la cicatriz se ha pigmentado por acción del sol cuando estaba aún madurando, cosa que es preferible siempre evitar mediante el uso de cremas de protección solar total, puede corregirse mediante tratamientos químicos despigmentantes o el uso de luz pulsada IPL, que da muy buenos resultados.
- Además, en Centro Médico Prada contamos con un tratamiento láser específico, el Láser Génesis® de Cutera®, que, aparte de tener múltiples indicaciones para la mejora de la textura de la piel, cierre de los poros, eliminación de las rojeces y tratamiento de la rosácea, ha demostrado una gran eficacia en la mejora del aspecto de las cicatrices, sean éstas hipertróficas o no. Incluso las cicatrices hundidas, que son las más resistentes al tratamiento, mejoran con esta técnica.
Dra. Prada